Controlar enfermedades

1- Introducción

Como todas las plantas, nuestras orquídeas son susceptibles de enfermar o ser atacadas por diferentes agentes patógenos. Bacterias, hongos, virus, insectos y otros pueden en algún momento atacar a nuestras plantas. No obstante, si tomamos las medidas oportunas, minimizaremos el riesgo de infección. Una excesiva temperatura, humedad, mala aireación o unos malos cuidados son puertas abiertas a diferentes problemas. Aconsejamos visitar nuestra página: “Mejor prevenir que curar” para identificar algunos de los problemas habituales que pueden darse por unas malas condiciones ambientales y/o prevenir posibles enfermedades.
Si su planta tiene signos o síntomas de haber enfermado ya, en esta página puede encontrar un resumen de las enfermedades e infestaciones más habituales en orquídeas.

2- Las Enfermedades más comunes

A continuación presentamos de forma genérica las enfermedades más comunes diferenciadas según el agente causante. Hay que tener en cuenta, pero, que estas enfermedades pueden presentarse conjuntamente si hay las condiciones necesarias para ello. Así hongos y bacterias pueden atacar simultáneamente si hay un exceso de humedad o mala ventilación. A su vez la presencia de ciertos insectos (pulgones) pueden facilitar la propagación de los hongos.

Los Hongos constituyen uno de los problemas más habituales ya que suelen desarrollarse muy bien en los ambientes relativamente húmedos que precisan nuestras orquídeas. No obstante pueden ser controlados tomando las medidas oportunas. Más información.

Las Bacterias en sus diferentes formas pueden atacar a las orquídeas produciendo una rápida descomposición de los tejidos de las hojas y otras partes vitales de la planta. No obstante son las más fáciles de tratar si tomamos algunas medidas a tiempo. Más información.

Los Virus constituyen también otro de los problemas habituales. Su ataque produce una variada sintomatología. Los síntomas más frecuentes son las manchas o puntos de color oscuro/negro en hojas. Normalmente, la afectación suele presentarse en la parte superior de la hoja pero puede aparecer en cualquier punto. Otros síntomas son: clorosis (amarilleo hojas), malformaciones en las hojas y flores. No hay tratamiento eficaz. Más información.
Insectos, Ácaros, Plagas. Durante el período de crecimiento de la planta y coincidiendo con el clima más cálido, números insectos y plagas pueden colonizar nuestras plantas. Cada uno de ellos presenta peculiaridades que hace falta conocer para prevenir su aparición primero y erradicarlos si ya hecho acto de presencia en nuestra planta. Más información.

a) Hongos

Los hongos constituyen uno de los principales azotes de las orquídeas, no obstante, pueden ser combatidos de forma exitosa si detectamos el problema a tiempo.
En general, se manifiestan con puntos o manchas oscuras en las hojas y flores. También pueden hacerlo cambiando el color de las hojas a un tono que puede variar del amarillo al marrón, negro o gris, según condiciones y tipo de planta.
Normalmente un exceso de humedad o retención de agua junto a altas temperaturas y una escasa ventilación facilitan la aparición de los hongos en sus diversas modalidades. La mejor medida es controlar todas estas condiciones y usar un fungicida específico a modo preventivo especialmente en primavera. Consulte antes en su jardinería habitual ya que las orquídeas son muy sensibles a cualquier tipo de tratamiento químico y algunos productos genéricos podrían quemar las hojas.
A continuación se exponen algunos ejemplos de infestación por hongos.

Podedumbre negra (Black Rot):

Una Cattleya atacada por el hongo de la podedumbre
Una Cattleya atacada por el hongo de la podedumbre

Botrytis:

La mejor forma de tratar la enfermedad es mediante la eliminación de las flores atacadas (para evitar su propagación), airear el ambiente y controlar los niveles excesivos de humedad. También limpiar o retirar cualquier material orgánico muerto (flores caídas u otros) ya que en ellos se puede reproducir el hongo. Sobre las flores no podremos aplicar un fungicida pero sí sobre el resto de la planta para prevenir. (foto: www.aos.org)

Mancha foliar:

Enfermedad producida por el Hongo Pyllosticta. Se propaga con mayor facilidad en ambientes cálidos y con un alto nivel de humedad. Los géneros más sensibles a este hongo son las Vanda, Oncidium, Cymbidium, Epidendrums y Cambrias especialmente. Los primeros síntomas se manifiestan mediante pequeñas manchas negras o violáceas que posteriormente se alargan y dan un aspecto muy desagradable a las hojas de la planta. El hongo se reproduce por esporas y es conveniente eliminar las partes de la hoja o la hoja entera que esté atacada. Algunos especialistas, para evitar la propagación de las esporas, aconsejan poner un poco de esmalte de uñas transparente sobre la parte afectada. La utilización de un fungicida específico nos ayudará en su tratamiento pero consulte a su proveedor antes de aplicarlo a su orquídea.

Ataques por hongos en raices:

Orquídea Phalaenopsis con alteración de color en base de la hoja. Normalmente, cuando la hoja empieza a amarillear en esta zona suele ser síntoma de enfermedad. Cuando lo hace desde el otro extremo suele ser menos grave y puede ser debido a muerte natural. Estas plantas, en su curso evolutivo normal, suelen desechar las hojas más antiguas para crear otras nuevas. La causa más habitual es el encharcamiento de agua o un deficiente drenaje en el recipiente que contiene las raíces.

Raices muertas por efecto hongos:

Estado de las raices en la orquídea anterior. Los hongos han atacado primero a las raices y han provocado su muerte. Progresivamente las hojas se han ido volviendo amarillas y cayendo al no llegar nutrientes. En este caso ya no hay solución.

Hongos no dañinos:

En estas dos fotagrafias se muestran las raíces de una phalaenopsis (detalle en el lateral y fondo). Se observan unas machas blancas a modo de pequeñas bolitas que se agrupan en pequeñas colonias. La primera impresión es que se trata de huevos de algun insecto, pero las raíces se muestran verdes y no hay indicio de podedumbre. Curiosamente, las plantas que presentan este tipo de hongos suelen ser las más esbeltas, desarrolladas y sanas. Desconozco si se debe a algún tipo de simbiosis o, simplemente, el hongo aprovecha las condiciones óptimas de la planta para manifestarse. En todo caso no parece atacar o perjudicar a la planta.

b) Bacterias

Las bacterias son patógenos que suelen producir manchas en las hojas o pseudobulbos con una apariencia común de textura acuosa y oscurecimiento. Las partes afectadas pierden textura y mueren rápidamente por descomposición.
Suele necesitar mucha humedad para desarrollarse pero una vez han infestado una planta suelen ser letales. La recomendación es cortar la parte afectada, aislar la planta y no regar durante cierto tiempo para evitar su proliferación.
En algunas ocasiones el ataque bacteriano se produce en el cuello de la planta por retención de agua. En estos casos la planta puede morir rápidamente al pudrirse todo el eje o tallo principal. Hay que vigilar que no se produzcan retenciones de agua en la base de las hojas.

No hay tratamiento químico eficaz, no obstante, si detectamos el problema a tiempo podemos tratar de desinfectar la zona afectada con canela en polvo. La canela es un potente remedio natural con propiedades antifúngicas, antibacterianas y insecticida, además no tiene efectos secundarios sobre la planta al ser un producto natural.

Hoja atacada por bacterias y la típica textura acuosa. En este caso el problema se centra en la base de la hoja y puede indicar que el cuello de la planta también está afectado.

La canela como bactericida:

Vemos la hoja en estado de descomposición por la acción bacteriana. En la segunda foto, tras desinfectar la hoja con un algodon empapado en alcohol etílico, se procede a su espolvoreado con canela en rama.

Recuperación tras tratamiento:

Efectos del tratamiento.
Efectos del tratamiento. Tras el tratamiento con canela, vemos que se consiguiió neutralizar a las bacterias por lo que no pudieron propagarse y afectar a toda la planta. Evidentemente la zona afectada que sufrió la muerte de los tejidos quedará como una mancha oscura pero la planta sigue viviendo y floreciendo con normalidad.

c) Virus

Se han informado más de 30 virus diferentes en orquídeas. Entre ellos destaca el virus de la mancha anular en la Odontoglossum y el virus del mosaico del Cymbidium, debido a que son los más extendidos y graves por las consecuencias que acarrean a la planta.
Las plantas viejas de orquídeas son más propensos a ser infectados por el virus.
Los síntomas que son causados ​​por virus son variables y difíciles de identificar. A veces, las plantas infectadas son asintomáticas. Se pueden sospechar porque las plantas presentan un mal aspecto general con falta de vigor (hojas dobladas, caídas, etc.). Pueden aparecer manchas anulares circulares de color amarillo con lesiones rojas o necróticas irregulares de diverso tamaño. Las flores pueden presentar un cambio en el color original.
Debido a esta gran variabilidad sintomática, no es fácil determinar si el problema es causado por un virus o una combinación de virus y hongos ya que ambos pueden actuar conjuntamente.
No hay tratamiento. Los virus son muy difíciles de erradicar en condiciones domésticas por lo que si sospechamos su presencia lo mejor es primero cortar la parte afectada, aislar la planta y si permanecen los síntomas, sacrificarla.

Virus del mosaico:

Hojas atacadas por virus. Se observa la forma típica de mosaico que suelen presentar.

d- Plagas

Las plagas comprenden ataques e infestaciones por parte de pequeños insectos que, normalmente, viven de los nutrientes de la planta y, por tanto, crean problemas de diversa índole.
Los más conocidos y comunes son los denominados pulgones. Estos pequeños insectos viven de chupar la savia de las plantas que colonizan. Su desarrollo es muy rápido y pueden crear colonias extensas en poco tiempo. Además de los efectos directos sobre la planta (parada crecimiento, malformaciones, etc.) pueden transmitir diferentes tipos de enfermedades, especialmente virus.
Otros parásitos susceptibles de atacar nuestras orquídeas son las cochinillas (se distinguen normalmente por tener una textura algodonosa blanquezina); los ácaros (por ejemplo la araña roja) que suelen atacar los brotes tiernos produciendo malformación en las hojas y la presencia de pequeñas marcas a modo de puntos y diminutos hilos algodonosos; los denominados insectos minadores que están especializados en crear pequeñas galerías en el interior de las hojas, apareciendo en el exterior de la hoja unas marcas a modo de líneas o cortes, finalmente destacamos otros insectos (pequeñas orugas u otros) que directamente comen la hoja y producen erosiones, especialmente en los bordes de la hoja.

El tratamiento básico es con insecticidas y acaricidas. Se aconseja la utilización de los denominados ecológicos (como los de extracto de neem) ya que son menos agresivos. En todo caso, antes de adquirir un insecticida, consulte en su centro de jardinería la posibilidad de uso con orquídeas. También puede utilizarse la canela en polvo en casos en los que la infestación no es muy severa.

Ataque de ácaros

En la imagen podemos observar una hoja con pequeños puntos amarillentos. No se trata de manchas sino de zonas en las que, en este caso ácaros (arañas rojas), han ido destruyendo la fibra vegetal de la que se alimentan. Estos diminutos insectos, solo visibles mediante lupas de aumento, suelen encontrarse en la parte inferior de la hoja donde si observamos atentamente encontraremos pequeños hilillos o fibras blancas.
¿Como detectar la presencia de ácaros en nuestras orquídeas?

Los ácaros que suelen atacar nuestras orquídeas son difíciles de detectar visualmente. Por esto, no somos conscientes de su presencia hasta que la planta empieza a dar los primeros síntomas en forma de pequeñas manchas y erosiones en las hojas, decaimiento general de la planta, etc.
Una forma fácil de detectarlos es pasar un trozo de papel de cocina o tejido de color blanco empapado en alcohol por el reverso de la hoja (parte inferior). Una vez pasado el papel blanco si observamos pequeños puntos de color gris, es probable que se trate de estos insectos. Para asegurarnos podemos también utilizar una lupa de aumento y comprobar si esos pequeños puntos grisáceos se mueven especialmente en el reverso de la hoja, en cuyo caso ya no habría duda. Otro síntoma es la presencia de pequeños hilillos fibrosos que suelen agruparse tomando la forma de manchas blanquecinas.

Infestación por cochinilla:

En esta foto y la siguiente vemos un ataque a la vara floral por parte de la cochinilla algodonosa. Normalmente limpiando la zona con un pincel mojado en alcohol (etanol) o un insecticida específico o apto para orquídeas con el que deberamos tratar toda la planta es suficiente.

Insectos minadores:

En esta planta, la hoja ha sido atacada por algún tipo de insecto en su parte exterior produciendo erosiones.

La Cochinilla Algodonosa:

Flor atacada por cochinilla:

En esta foto pueden también observarse las colonias de cochinillas en 2 zonas de la flor. Llegadas a la flor, la cochinilla debe haber invadido también otras zonas de la planta (hojas, tallos, etc.). Deberá procederse a un tratamiento de toda ella, evitando la fumigación directa sobre la flor.

A parte de las enfermedades o ataques de parásitos que hemos comentado anteriormente, las orquídeas pueden sufrir daños irreversibles debido a unas malas condiciones ambientales. Además, no disponer de las necesidades básicas de luz, temperatura, humedad u otros, debilitan a la planta y favorecen, según condicones, la aparición y proliferación de las mencionadas enfermedades.
A continuación se exponen los síntomas de unas malas condiciones ambientales.

3- Problemas asociados a malas condiciones:

Condición anómala: Efectos: Soluciones:
Falta de luz No se produce la floración. Tallos endebles, la planta pierde vigor. Hojas de color verde muy oscuro. Buscar una mejor ubicación. En caso de que no sea posible, complementar con luces artificiales (lamparas de sodio de baja presión u otras similares).
Falta de humedad La falta de humedad puede producirse en el substrato y también en la del aire. Si esto ocurre, las hojas se arrugan y pierden vitalidad. La planta aparece mustia y las flores detienen su desarrollo. Raices de color blanco. Es posible que tras un período prolongado de falta de agua, algunas hojas se vuelvan amarillas y caigan. Vaporizar, regar más a menudo. Instalar un humidificador que podamos controlar, según necesidades.
Temperaturas fuera de rango Exceso o defecto de calor produce caida de las flores y detención en el desarrollo de las varas florales. Corregir mediante los elementos apropiados los desajustes de temperatura. Cambio de ubicación.
Exceso de riego Cuando se produce un exceso de riego o retención de agua por substrato con mal drenaje, las raices suelen pudrirse adquiriendo una coloración oscura y una textura endeble. Las hojas de la planta progresivamente adquirirán una coloración amarilla y, finalmente, la planta morirá. Esperar a que el substrato esté un poco seco entre riegos. Si las raices han empezado a descomponerse, lo mejor es un transplante con substrato nuevo, eliminando (cortando) las partes enfermas previamente. Es conveniente también proceder a una desinfección de la maceta o recipiente de la planta.
Quemaduras por el sol Las hojas quemadas por el sol suelen tomar una coloración amarilla o marrón oscuro. Retirarlas de la ubicación actual. Cubrir las ventanas con un visillo que filtre algo el sol.
Exceso de fertilizantes Puede producir puntas amarillas y secas en las hojas. Dejar de abonar temporalmente. Regar sólo con agua blanda.
Exposición a gases orgánicos Las orquídeas son especialmente sensibles a los gases orgánicos (que desprenden las frutas en descomposición, animales u otros). Los efectos sobre la planta se traducen en el marchitamiento y caida prematura de las flores. Las orquídeas deben estar en un entorno bien ventilado y en el que no se concentren gases orgánicos de culaquier tipo.
Presencia de insectos polinizadores Los insectos polinizadores no son en sí mismo un peligro para la planta, no obstante la polinización de la flor supone su cerramiento (una vez fecundada) y posterior caida. Por lo tanto acorta la vida de la flor. Para mantener el máximo tiempo la flor abierta deberemos evitar la presencia de insectos polinizadores. Para ello tomar las medidas necesarias para evitar su acceso. No se aconsejan insecticidas convencionales ya que pueden dañar a la planta.
Corrientes de aire Producen la caida prematura de las flores. Si bien la orquídea necesita una buena ventilación, la mayoría de las especies (excepto la Vanda) no les gustan las corrientes de aire. Por tanto, hay que evitar que estas llegan a las plantas de forma directa.

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